miércoles, 18 de enero de 2012

¿Sera algo bueno? ¿será malo? ¿quién sabe?

Hace 13 años, en un taller de metas y misión de vida, descubrí que la mía era escribir. Me propuse entonces publicar un libro, lo visualicé con una pasta dorada, hermosa, dentro de un hueco de un gran árbol en medio del bosque. Me asustó un poco que, por más que me acercaba, no lograba ver en las páginas ni una sola letra. Estaban en blanco. Desde entonces, traigo el pendiente de escribirlo. Y aunque he escrito cientos, tal vez miles de hojas a lo largo de estos trece años, en revistas, periódicos, blogs o diarios personales, hasta el momento todavía no publico un libro. Fue un suceso muy doloroso el que me dio la historia hace cinco años. Mi madre, quien tenía una relación extraordinaria con mi hija, entonces de 6 años, falleció inesperadamente. Mi hija entró en un estado de negación tal, que la buscó por todos los medios durante meses, sin éxito, por supuesto. De ahí surgió una historia, ideada en principio para rescatar las experiencias amorosas y divertidas de aquella relación, y para tratar de transmitir a mi hija las muchas enseñanzas que intuyo mi madre le habría heredado (como lo hizo conmigo).

El año pasado, como he hecho muchísimas veces en los últimos cinco años, le platiqué el proyecto a una amiga. Ella, a su vez, se lo platicó a su jefe, en una editorial reconocida. A los pocos días me llamaron para pedirme presentara el proyecto a concurso para su publicación en el 2012. Para mi sorpresa, fue elegido. (Bueno o malo, ¿quién sabe?, entre otras cosas porque no estaba escrito). Mañana firmo el contrato. Mi fecha límite de entrega es en tres meses, período durante el cual tengo que escribir lo que no he logrado concretar en cinco años. (Bueno o malo, ¿quién sabe?).

En el momento me encuentro emocionada. La adrenalina me mantiene despierta más tiempo del habitual y, con ello, voy avanzando a un ritmo que ni yo me esperaba. Siento que exprimo mi cerebro; siento como si tuviera un rompecabezas en la mente que sé, a ciencia cierta, tiene todas las piezas, pero no logro encontrarle el sentido (bueno o malo, ¿quién sabes?). Y se lo voy encontrando, hoja a hoja, renglón a renglón, casi de manera inexplicable.

Tengo más de una década soñando con ser "escritora de verdad". Hoy lo estoy viviendo (bueno o malo, ¿quién sabe?). El contrato resultó terriblemente decepcionante -claro, había expectativas en mi mente-, pero tomé la decisión de firmarlo de todas formas y aprovechar la oportunidad que me están dando de publicar un libro.

No se, al final, si esto será bueno o malo, lo que me permite decir "no importa", es que en este momento lo estoy viviendo con gran gozo. Y eso, seguramente está relacionado con que le he puesto la etiqueta de "bueno". En cualquier caso, tocar este gozo de vivir, esta plenitud de hacer lo que me gusta hacer, esta realización de darle un sentido a mis letras más allá de mi círculo cercano, me recuerda que soy capaz de vivir en este estado. Y que quiero ser capaz de generarlo independientemente de lo que hoy me está tocando vivir.

Mi intento será: no alimentar mis expectativas de éxito para este libro, y gozar todo el proceso, con sus altas y sus bajas, y con cualquiera que sea el resultado, por el puro gusto de gozar.

++++++++++++++

Hoy les quiero compartir lo siguiente: Cuando mi hija mayor tenía 17 años se fue a vivir con su novio sin que nosotros nos enteráramos (se había ido a estudiar a otra ciudad). Cuando lo supimos fue algo muy difícil, todavía no terminaba la prepa y la había dejado. Obviamente mi esposo estaba muy triste pero yo estaba muy enojada. Sin embargo también descubrí a través de Dios que eso era mejor a que tal vez anduviera con uno y con otro hombre sin nada serio, nuestra relación con ella mejoró notablemente, ya no estaba enojada siempre. Después pasaron dos años y no tenía bebés y decía yo “qué bueno” pero cuando tuvo a su bebé se hizo más responsable con él y con ella misma. Ahora tiene 21 años, cuida a su bebé, terminó la prepa y pasó a 2º. Semestre de psicología. Lo único que sé y me ha dado fortaleza siempre es pensar que Dios tiene un plan de amor para cada uno, que yo no lo entiendo pero El ve más allá de lo que yo puedo ver con mis ojos terrenales. Les envío un fuerte abrazo.
++++++++




No hay comentarios:

Publicar un comentario